
Siguiendo con la anterior entrada, en la que hablaba desde una óptica genérica de la tradición y la representación, hoy me centro en la rama que mas he experimentado, y por descontado la que mas me gusta. El baile tradicional, suelto o agarrado, vive desde los años cuarenta una curiosa simbiosis que ha preocupado a mas de un estudioso del tema.
En los ambientes populares la espontaneidad es natural, el baile se utiliza para lucirse ante la pareja, para despertar interés o bien como cualquier acto de cortejo. Los ancestrales bailes de pujas, de inocentes, o cualquier evento donde el centro de la fiesta sea un baile popular, aún existentes por toda la geografía murciana, dan fe de ello.
Sin embargo, durante la época donde la recopilación de estas manifestaciones se convirtió en moda por la necesidad de repertorio inédito para concurso organizado por Sección Femenina, entró en un declive debido a la adaptación irrespetuosa que las necesidades escénicas demandaban. ¿Y porqué digo irrespetuosa?, simple y llanamente porque la recuperación sin un básico conocimiento de estructuración dio como resultado adornamientos que modificaban la esencia misma de las propias mudanzas por necesidad de la espectacularidad. Pero aún estando bien, enfocadolo hacia el tema de la representación escénica basado en bailes tradicionales, el gran error y que hoy persiste, es insistir en presentarlo como pureza rigurosa. Esa pureza sólo existe en sus ambientes naturales, jamás en un escenario, sea el grupo que sea.
No pasa absolutamente nada decir «adaptación folclórica, o escénica», es tan digno como cualquier otra actividad relacionada con las tradiciones populares. No es desvirtuar nada, no es ningún descrédito, ni por supuesto es despojar de importancia la ejecución. La sola labor de realizar estas presentaciones merecen un respeto y una valoración.
Si es cierto que desde los años noventa hubo un movimiento cuestionador al folklore impuesto por el modelo de Sección Femenina, que se enfocó hacia la investigación mas profunda, a pie de campo y basado en documentación existente, para representar lo mas aproximado posible estas manifestaciones de transmisión oral.
El resultado se ve en la evolución de un gran porcentaje de agrupaciones que ya muestran unos bailes que respetan las estructuras tradicionales, así como mudanzas totalmente fieles al original en su ejecución, incluso nuevas mudanzas creadas con todas las bases estructurales correctas.
Pero todo esto depende del gusto personal de cada uno a la hora de la representación, mas fiel o mas espectacular, las dos son válidas para mi, pues ambas son representaciones (exceptuando algunos disparates, pero por suerte cada vez son menos). La cuestión es saber diferenciar lo que ves desde un valor histórico y por supuesto nombrar a las cosas por su nombre.
Sigue habiendo mucho tema que hablar de estas dos corrientes, y aunque os parezca imposible hoy en día, están mas cerca de lo que imaginamos. Para mí no tiene dudas, van de la mano, simplemente es cuestión de conocimiento y disposición.
Miguel Ángel Montesinos
20/01/2017
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