Cuadrilla de Patiño cantando los Mayos en el Museo Ramón Gaya, 2015. Fotografía Ana Bernal
“ESTAMOS A TREINTA
DE ABRIL CUMPLIDO
MAÑANA ENTRA MAYO
DE FLORES VESTIDO”
Es el canto de los Mayos un tesoro de cultura popular que surgió para celebrar la primavera, para manifestar la alegría de la resurrección pagana de la vida. Fue la cita amorosa de los mozos, el reclamo de la juventud y la sangre a través de un galanteo que tuvo rima de verso y música de guitarras y laúdes. Se cantó la llegada del mes en el que la huerta se viste de fiesta. La noche del 30 de abril, desde hace siglos, salieron rondallas por la huerta a rondar a las mozas. Fue el amor hombre-mujer la clave de los Mayos, aunque la iglesia tridentina, que consideraba licenciosa tal declaración musical, indujo a que los mozos cantaran en primer lugar a La Virgen María, deseándole felicidad junto a San José.
Posiblemente de este tiempo, en el que se trata de eliminar aquellos restos de paganismo entre las costumbres populares y de acercar más la religiosidad popular a la ortodoxia católica, arranque la creación de mayos a lo divino. Esos mayos que se dedican a la Virgen María y en los que, además de considerarla simbólicamente como una doncella a quien se alaba su belleza con el retrato y se le empareja con su casto esposo, se le aclama como protectora y mediadora ante el Dios Supremo. Por ello, en el mismo texto del mayo mariano, no suele faltar la solicitud de bienes espirituales y materiales, precisamente en un época del año en la que la sociedad agraria sabe muy bien que está la llave de la posterior fructificación de la cosecha anual, la cual asegura la supervivencia de la familia. Divinidades agrarias paganas protectoras de los campos se cambian con el tiempo por la figura de la Madre de Cristo adecuando la fiesta y sus elementos a las normas religiosas del rigor purista de aquel momento. Con ello se garantiza la continuidad de una tradición que siguió teniendo sentido para muchas generaciones posteriores.
En la Huerta de Murcia estuvo desaparecida esta costumbre desde el primer tercio del s. XX hasta los años cincuenta del mismo siglo en que el escultor D. Antonio Garrigós escuchó en la provincia de Albacete una versión popular de los mayos (concretamente en la aldea de Valdeganga). Estos Mayos le recordaron a los que cantaba su tía Juana en Espinardo y trayendo la música (las letras son populares) la mostró a los Auroros de Rincón de Seca y a la Hermandad de las Benditas Ánimas de Patiño, quienes desde entonces, las incluyeron en su repertorio, sumándose después otras agrupaciones folklóricas y culturales, si bien se ha malvado, en parte, la tradición, ya que estas agrupaciones, erróneamente le cantan los mayos a la Cruz, cuando este canto es ofrecido a la Virgen María. La Hermandad de las Benditas Ánimas de Patiño, es la única agrupación, al ser de constitución religiosa, que sigue la tradición de cantar los mayos a la Virgen, llevando en andas una imagen la noche del 30 de abril. A la Cruz se le revestirá de flores y se le cantará el día 3 de mayo fiesta del “descubrimiento de la cruz” por Sta. Elena.
De los numerosos textos de mayos (yo creo que incluso uno por población, ya que cada cual los adaptó a su Patrón-Patrona) la Hermandad de las Benditas Ánimas de Patiño canta uno que, aunque parecido, es diferente al que cantan todas las agrupaciones de nuestra Huerta y Ciudad ya que están dedicados a nuestra Madre y Patrona el Ama del purgatorio, la Virgen del Carmen, titular de nuestra Hermandad y Cuadrilla.
También se le llama mayos a los “trigos del monumento”. Esto es. Veinte días antes de jueves Santo se pone en un plato estopa húmeda y encima granos de trigo y cebada. Este plato se pone en zona húmeda y oscura de la casa (generalmente se le ponía encima un lebrillo “boca abajo”). Miércoles santo se adornaba con cintas rojas y se llevaba (en Patiño y alguna parroquia del centro de Murcia aún se hace) para ponerlo en el monumento “velando al Señor”. El domingo de Resurrección estos “trigos del monumento” se repartían/reparten entre la gente del pueblo para asegurarse buenas cosechas e incluso para darle un poco a los animales cuando estaban enfermos. Aunque este “mayo” y su explicación lo dejaremos para su momento.
Francisco Javier Nicolás Fructuoso
Hermano Auroro de las Benditas Ánimas de Patiño