Escuela de folklore

“Desde la aparición de Sección Femenina, así como Educación y Descanso en la década de los 40 del pasado siglo hasta la actualidad, donde la proliferación en nuestra región de peñas huertanas y grupos folclóricos sigue en aumento, el enfoque de la enseñanza del baile tradicional en la mayoría de la geografía española han ido dirigidos hacia la recopilación para una puesta en escena posterior, con una pedagogía muy clara y simple; el copiado sistemático de mudanzas montadas para un fin escénico.

Dado el enfoque recopilatorio (lógico por otra parte y necesario en su momento), el estancamiento del baile se hace inevitable, ya no se enseña a bailar, sino que se copian bailes sin una enseñanza seria sobre sus estructuras, así como sus compases. Lo que da como resultado la situación actual, en la que sin ser alarmante se puede afirmar que más de un 95% de los actuales componentes de cualquier agrupación folclórica actual no saben bailar, sólo saben bailes montados en un orden que casi nunca existía, pues lo que más caracteriza al baile popular es la espontaneidad.

No todas las regiones españolas tienen la suerte de mantener ese aspecto festivo rural, de hecho y salvo raras excepciones, en la comarca del sureste es donde aún contamos con el tremendo privilegio de disfrutar de estos entornos festivos populares en activo que podemos comprobar durante todo el año en sus diferentes ciclos que componen cada Cuadrilla, siendo Murcia la referencia a nivel nacional del mantenimiento de estas agrupaciones y tradiciones.

Pero estas mismas Cuadrillas se ven avocadas a la reproducción por el copiado de antiguas mudanzas, dado que en muy pocas de ellas siguen existiendo los creadores con los conocimientos estructurales que permitan la creación de nuevos bailes que amplíen el repertorio actual.

Igualmente, los grupos destinados para un fin escénico (Coros y Danzas, Grupos Folclóricos, Asociaciones Etnográficas, etc) al comprobar la escasez de piezas inéditas en estas Cuadrillas comienzan a generar piezas propias sin conocimiento de bases del baile popular tradicional, lo que está llevando a desvirtuar la esencia misma de estas danzas.

Los talleres y cursos destinados al fin de enseñanza de baile popular intentan cubrir esa necesidad de evolución, mantenimiento y creación, rompiendo la costumbre de quedar en un simple aprendizaje de bailes concretos, sino que con clases teóricas y prácticas, el objetivo es aprender a bailar, no a reproducir bailes. El fin que cada uno le dé ya es cuestión personal, tanto si es para bailar en cuadrilla, grupo de fin escénico o fiesta popular.”

Desde la Escuela de Folklore se ofrecen clases de baile popular tradicional y guitarra de géneros tradicionales (jota, fandango y seguidilla al estilo del sureste español), en modo personalizado y presencial con un máximo de alumnado de 6 personas por grupo, desde 14 años hasta edad ilimitada, según el nivel en el que se encuentre el alumno.

Las sesiones constan de teoría (reglas, normas, estructura) y práctica de los diferentes géneros, donde su progreso comienza en jota y van avanzando a parranda, malagueña de estilo popular, terminando con malagueñas de corte bolero.

Los cursos se clasifican en diferentes modalidades, pero siempre atendiendo a los ambientes espontáneos festivos y naturales de la ejecución propia de estas manifestaciones, incidiendo en las bases estructurales de los propios bailes, enfocado hacia un aprendizaje natural dándole la importancia real a aprender a bailar y no al aprendizaje de un baile coreografiado. Al igual que en la enseñanza de baile, en guitarra se parte de las estructuras de los géneros, aprendiendo su composición y toques tradicionales.

CURSO REGULAR ANUAL

Durante todo el año lectivo, septiembre/junio, se realiza curso presencial en la sede de la escuela de La Albatalía, Murcia (ver mapa al final de estas líneas), donde se separa a los alumnos por niveles en grupos de máximo 6 u 8 personas.

Martes (Guitarra)

• 10.00 a 11.00 (Nivel Medio)

Martes (Baile)

• 17.30 a 18.30 (Iniciación)
• 18.30 a 19.30 (Nivel Medio)
• 19.30 a 20.30 (Nivel Medio)
• 20.30 a 21.30 (Avanzado)

Miércoles (Baile)

• 10.00 a 11.00 (Iniciación)
• 18.30 a 20.00 (Nivel Medio)
• 20.00 a 21.00 (Iniciación)

Precio
25,00 €/mes

Lugar
Jardín Mariano Velázquez Jiménez. La Albatalía (Murcia)

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FORMACIÓN ONLINE

Mediante videos tutoriales la escuela ofrece bajo su metodología editada y publicada por la propia escuela en 2019 con el libro De la mudanza al paso,  formación progresiva individual sobre los géneros propios del baile tradicional en el sureste, siguiendo el proceso de clases que se proponen en dicha publicación.

Por el método de suscripción mensual, el alumno tendrá acceso a todos los contenidos del curso, compuesto por cuatro módulos de aproximadamente 20 vídeos cada uno con contenidos específicos sobre jota, seguidilla y fandango al estilo de la comarca del sureste.

Puntualmente se irán ampliando contenidos del propio curso de baile tradicional, así como nuevos módulos de postizas, cante o iniciación a la guitarra de géneros tradicionales, no teniendo que realizar una suscripción nueva para su visionado.

Con la suscripción mensual, el alumno toma su propio ritmo de trabajo, pudiendo visionar a su gusto los vídeos según su conveniencia de aprendizaje e intereses.

De la Mudanza al paso

Libro

Introducción a la metodología de enseñanza del baile tradicional hacia su contexto natural en el sureste español

15 €

(Incluye gastos de envío)

Autor: Miguel Ángel Montesinos Sánchez
Edita: Escuela de Folklore Caldo de Pésoles

88 páginas, impreso en color. Incluye fotografías y una guía de ejercicios para practicar jota, seguidilla, malagueña popular y malagueña abolerá.

Prólogo

Estimados lectores y candidatos a bailaores:

Hace ya casi siglo y medio que en el sureste español comenzó un proceso continuo (incluso antes en otros lugares y contextos) de transformación del baile suelto de tradición popular al estilo antiguo -entendido como creación social colectiva, versátil, abierta y participativa, con sus funciones de diversión, ritualidad, lucimiento o galanteo-, en un espectáculo artístico y uniformizado practicado por grupos de aficionados o de semiprofesionales y realizado con separación de actores y espectadores.

A fines del siglo XIX, y simultáneamente a las críticas clericales y de la pequeña burguesía hacia la práctica del naciente gusto por el baile agarrado, los románticos costumbristas de la época, con la loable finalidad de conservar la costumbre más casta del baile suelto -que desaparecía a ojos vista-, fomentaron los concursos de baile y las actuaciones teatrales y festivas, en los que era obligatorio el uso del vestuario regional y de modalidades de baile en desuso, triunfando entonces los de escuela, más espectaculares y con sus grupos y maestros de baile detrás, frente a los antes populares e individuales bailes sueltos. Esa corriente, denominada después folclorismo para diferenciarla del folklore musical tradicional, continuó durante todo el siglo XX -especialmente con la potente acción de institucionalización, uniformización y difusión de la Sección Femenina de Falange Española y sus grupos de folklore tras la Guerra Civil española- y ha dejado una profunda huella en la sociedad, estando asentada en el imaginario colectivo durante décadas la idea que ha asimilado el folklore musical y bailable a esas representaciones escénicas de tipo artístico, llegando así hasta nuestros días con las tendencias que son herederas directas de esa rama femenina del franquismo y que permanecen como elementos simbólicos representativos de la sociedad que la vinculan con el pasado, lo cual lastra, por tanto, la antigua forma tradicional de entender y aprender (“viendo y repitiendo”) el baile suelto y sus funcionalidades. Por eso, no es infrecuente que en el seno de los propios movimientos de recuperación y revitalización de las músicas de tradición oral que concurren en el sureste desde fines de la década de 1970 (especialmente en los entornos de las cuadrillas de ánimas, incluidos los muy populares encuentros de cuadrillas), se sigan también esos modos de enseñanza institucionalizados socialmente. Y ello no es raro porque la quiebra de la tradicional transmisión oral de la música y el baile, con la pérdida de generaciones que vaciaron los campos –los lugares donde durante el siglo XX a veces se conservaron estas prácticas con su sentido original- ocasionó que la revitalización corriera de cuenta de las escuelas de música y baile. Especialmente en el caso del baile, la falta de especialistas que entendieran la esencia y finalidades tradicionales del baile suelto llevó a que ejercieran como profesores personas que se habían formado en las tendencias más artísticas, con lo cual ese sistema estereotipado se ha seguido perpetuando, en buena medida, hasta el presente.

Manuel Sánchez Martínez

Etnógrafo