Mari Carmen y José Dimas, dueños de Cano&Cánovas en Murcia. Imagen Ana Bernal
Cuando en los años noventa diferentes asociaciones para el estudio de costumbres tradicionales empezaron a hurgar en los archivos patrimoniales para reproducir la indumentaria lo mas fiel posible, se encontraron con el problema de no encontrar tiendas especializadas en la materia, teniendo que salir fuera para reproducir dichos modelos con los mismos cortes antiguos y telas.
Desde 2015, José Dimas y Mari Carmen regentan Cano & Cánovas en la murciana Calle Poeta Jara Carrillo nº 13 (mapa), donde el asesoramiento sobre indumentaria tradicional se convierte en religión para una población deseosa de no quedarse en lo «típico/tópico regional».
«Abrir arcas», contrastar con documentación, visionar ilustraciones,.. José Dimas continúa con su pasión de buscar y reproducir lo mas fielmente una indumentaria murciana que hasta la aparición del indumentarista desaparecido Jose Luis Pérez Palazón, que fue el punto de inflexión en los estudios serios sobre esta área de nuestras tradiciones, estaba avocada a un desconocimiento difícilmente asumible en la actualidad por los que valoramos el folklore en la media que se merece.
Como uno de los continuadores de esta labor de investigación, nos interesó mucho conocer su opinión sobre diferentes aspectos de como se encuentra la representación, centrada en la indumentaria, de la población murciana y el valor que se le da.
- ¿Pepe, realmente estamos concienciados los murcianos del valor de aún mantener muchas piezas originales y poder reproducirlas?, ¿se siguen encontrando aún ropas que se mantienen en el anonimato?
¡Noo!, para nada, hay muchísima gente que considera que es ropa vieja, e incluso la gente de los colectivos folclóricos no las considera, ya que las ven como sencillas y poca cosa para poder reproducirlas.
Encontrar claro que se encuentran, cada vez menos, pero aun hoy en día aparece alguna pieza que te deja un poco descolocado y te hace cuestionarte una teoría que tenías como asumida y hay que volver a retomar el asunto volviendo a investigar. Nunca se termina de aprender y nada se puede dar por supuesto al cien por cien.
- Es cierto que las agrupaciones dedicadas a la representación en Murcia ya ofrecen una indumentaria mas fiel a las épocas que muestran, pero ¿realmente crees que todavía hay mucho por hacer?
Poco a a poco las agrupaciones se van preocupando un poco más por el vestir más acorde a lo que se está intentando representar.
Lo peor es “como el ciego que no quiere ver…”, colectivos que no quieren darse cuenta que hay personas dedicadas al estudio de esta indumentaria y son muy reacias a dejarse informar. Ten en cuenta que sobre todo son personas que llevan muchísimo tiempo en este “mundillo” y es lo que han vivido , no se dan cuenta que esto ha cambiado y seguirá cambiando gracias al empeño de unos cuantos que nos gusta profundizar en los conocimientos. Y eso es un bien para todos.
Creo que se ha perdido la esencia de vestirse bien, como todos sabéis el vestir acorde con esta época requiere un tiempo y esmero, que por dejadez o practicidad se han ido modificando las prendas para mayor comodidad y así se han desvirtuado. Volver a cambiar estas conductas ya asentadas es muy difícil y costoso en el tiempo, pero hay que tener perseverancia y nunca desfallecer en el intento.
- La localización de ropas según los lugares donde se descubren no es una cosa que se vea muy lógica, al igual que lo de los términos «Traje de lujo» o «Traje de Labor», recurso tan popularizado aún. ¿Podemos decir que existe un traje específico de cada lugar, y que hay unos de labor o de lujo?.
No. Existe una generalidad del vestir en zonas concretas, pero por efectos de la moda, las condiciones medio ambientales y la disponibilidad de materiales.
La designación de trajes por nombres o localidades vino impuesta por los concursos de Madrid de la extinguida sección femenina.
Todavía hoy en día hay gente dentro de estos colectivos que ve aquello como la panacea y se vanagloria de haber participado en aquellos concursos, que por cierto estuvieron muy bien, pero no es “la verdad absoluta”, creo que el mundo tradicional en cuanto lo unificas para participar en un concurso pierde gran parte de la esencia popular y verdadera.
Lo del traje de lujo o de labor es un resultado de la misma necesidad de esos concursos. Es imposible pensar que con el denominado «traje de labor» que se ha instaurado en el vocabulario folclórico realizaran trabajo diario. Además, no todo el mundo podía permitirse tener uno de ellos.
- El que a miembros de agrupaciones del mundo folclórico o folclorista no les despierte la inquietud de informarse exhaustivamente sobre la historia que representan debe ser contradictorio para ti. ¿Encontrar ese equilibrio entre el negocio y la historia produce sentimientos encontrados?
Claro que sí, pero como bien sabe quién me conoce, soy una persona tolerante. Me encanta poder explicar a la gente todos mis conocimientos, luego habrá quien los tome o quien no, yo estaré ahí para facilitarle lo que quiera.
Ten en cuenta que, creo que hay una inquietud por que esto cambie, aunque sea poco a poco, el hecho de montar este negocio es porque pienso que hay gente que estaba interesada y no sabía dónde poder dirigirse a preguntar y asesorarse.
- Sabemos que no hay un traje concreto que represente mas a nuestro hermoso folclore, aunque la mayoría dentro de su desconocimiento crea que el popularizado refajo bordado del XIX lo sea, pero desde tu gusto personal ¿que indumentaria de mujer y de hombre elegirías como tu preferido, o en el que identificas a un/a huertano/a nada mas verlo, según tu punto de vista?
Es una pregunta un poco complicada, porque me gustan desde unas simples esparteñas a un lazo del pelo o al mejor de los refajos o chaleco de seda.
Para ellas un buen refajo bordado en lana o sedas (me encanta ver a la mujer «refajona») y para ellos un zaragüel con la justa medida de largo y un tejido bonito, una manta y su montera… ¡por ejemplo!.
Pues desde Caldo de Pésoles nos congratulamos de al fin poder tener una tienda especializada en los menesteres de la representación de indumentarias, y por supuesto en tener donde acudir para un asesoramiento histórico y riguroso de un aspecto de nuestro folclore tan controversial y apasionante.